domingo, 14 de octubre de 2012

Llámalo...


Escandaliza pensar en una experiencia sin proyección. Sentirse animal de laboratorio, instrumento y material de experimento para aprender a decir NO, es un despropósito. Cuántos segundos, cuántos minutos, cuántas horas, cuántos días, semanas, meses, años alimentando al monstruo.
Rabia de la rabia. Porque anula el entendimiento, la razón.
Rabia de lo aparente. Lo irrebatible. La asunción de lo incuestionable hace sentirse estúpido. Estúpido, si. 
La rabia lo único que aviva es la estupidez. ¿Cuándo llegará la sensatez, la cordura? Lo juicioso.
Rabia por depender de constantes permanentes, abrumadoras y angustiosas. 
Enfurece tender la mano y sentirse rechazado bajo verdades inconcusas. Y de nuevo sentirse, estúpido.
Enloquece no sentirse libre de tener opiniones propias. De no gritar. De no llorar. De no reír. De involuntariamente no saber controlar los impulsos emocionales del cerebro. Desbarajuste neuro-emocional. Ciclotimia que aumenta los niveles de adrenalina y noraadrenalina. Pero, ¿acaso no se es libre de hacerlo?
¡Lunático! ¡Chiflado! Normaliza. Encauza. Endereza. Ordena. ¡Rápido! ¡De inmediato! ¿Uno no es dueño de vivir y expresarse como le venga en gana? Tampoco en eso te pueden dejar en ¡PAZ!
Una de las virtudes del ser humano es esa; poner trabas a las emociones. Y si con ello se sienten ufanamente satisfechos, estarán a un paso de convertirse en mediocres, manipuladores, traidores y cínicos emocionales. 
Rabia pensar que el capital emocional está a -50.
Rabia sentir la identidad perdida, abandonada, arrinconando el Ser por el DEBER SER.
Rabia disponer de un pensamiento vago e impreciso, propio de un Neardental.
Rabia utilizar la pluma intentando ser más prudente que con la palabra, pues tiende a rebajar en algún grado los modos que pudieran ser ofensivos; intentando, sin quererlo, ser más socrático.
Rabia por sentir equivocarse con ansia y egoísmo sin percatarse en el daño ajeno, ingenuo e inocente.
Rabia por ser indolente. Echar el peso del mundo sobre los hombros sin atender al sufrimiento que asola a la humanidad desde hace mucho tiempo, más del que se pueda recordar.
Rabia de la soledad. No con exceso. Quizás una soledad ingrávida sin ser angustiosa y atosigante. Siendo respetuosa y flexible. A tiempo parcial. Elegida.
Rabia por no tener esa solidez pétrea característica de  las pirámides de Egipto.
Rabia por la obsesión de vencer al pasado a base de hacer la cosas bien, con esa mezcla de entusiasmo por la seguridad de que se vencerán los fantasmas internos, y la desesperación por la seguridad de que nunca se derrotarán.





2 comentarios:

  1. Totalmente desasosegante. Me has dejado pensando...

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    1. Si, un poco...Pero hay días en los que es mejor gritar a través de la escritura....

      Besos guapa!!!

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