viernes, 30 de noviembre de 2012

Llegó la hora

Después de que la ginecóloga me invitara a quedarme, sentí un palpitar taladrando todo mi cuerpo de tal magnitud, que tuve la sensación de que iba a estallar en mil pedazos. Éste efecto, lleno de impresión, que produjo la comunicación de que "ya estaba aquí-iii.." de que "llegó la hora..." coadyuvó a mi cerebro a disparatarse sucediéndose un sin fin de pensamientos inútiles imposibles de controlar: "Hay que llamar a mis padres. Y, ¿el móvil! ¿Dónde dejaré mi ropa? ¿Me pondrán la bata dejando ver mis partes nobles? ¡Dios! ¿Guardé el gel en la maleta? ¿Estaré sola en paritorio?...Tortuoso. Un sinsentido. Los nervios se apoderaron de mí y de mi entendimiento. Bloqueda. ¡Shock, brutal! Asustada. 

En ese momento también recorrió mi mente aquella imagen de pequeña, en el comedor de casa junto a mi madre, tendría unos 7 u 8 años, viendo en la televisión un reportaje sobre la maternidad, y en concreto sobre los partos. Aquella imagen se quedó grabada en mi alma con dolor y sufrimiento. Recuerdo que le dije a mi madre: "Mamá nunca seré madre." Aquel escozor tornado temor, se convirtió durante muchísimo tiempo en una de mis peores pesadillas. Y ahora, me veía ahí; yo, la que renegaba de la maternidad por miedo al dolor,  con angustia y desasosiego. Llegó la hora. Era mi hora: la hora de ser madre. Casualidades del destino.

Después de intentar sobreponerme al anuncio del inminente parto quedaba la nada desdeñable y osada tarea de dar la buena nueva al padre del futuro infante. La encarga de hacerlo, mi cuñi. He de confesar que utilizó una artimaña viperina y pérfida aunque no falto de comicidad pues se trata de un ritual laboral que forma parte de sus trasnochados años de matrona. Con lo cual, estaba más que justificado hacerlo. Y pensándolo bien, su hermano no iba a ser menos en pasar por esa pequeña broma macraba de ver su cara de pérdida súbita y pasajera del sentido y el movimiento. "Cuñi, ¡verás qué cara! Mientras recorríamos el pasillo hacia un un vestuario donde tendría lugar mi cambio de outlift, la cuñi iba con un porte chirigotero y sibilino pensando en la imagen que vería una vez se abriera la puerta y su hermano contemplara a la futura madre de su hijo con tan distinguida a la vez que humillante guisa. "Ponte la bata,  los patudos y el gorro." Dijo la cuñi, con premura y ansioso deseo.  Así que sin más preámbulo se abrió la puerta y...¡Tachán! Lo que esperábamos se cumplió: la viva imagen del vapor hecho realidad. "Que me quedo. Comienza la cuenta atrás." El padre, engarrotado, entumido, paralizado ante tal estampa y ante tales palabras. Mientras, la cuñi y yo, explotadas de la risa y el impedido procreador con lengua de trapo contraatacaba a las carcajadas con delirantes frases y movimiento vacilante: "Y ahora, ¿qué? ¿Qué hago? ¿Me voy? ¿Me quedo? ¿Qué necesitas? ¿Has llamado a tus padres? No, claro. Tengo que llamarlos yo. ¿Y la maleta? y...y...y..."

Deambulando pasillo arriba, pasillo abajo. Vuelta a la cama. Escuchando música. Vuelta para un lado, vuelta para otro. Risa nerviosa. Esperando que la oxitocina hiciera su efecto. De nuevo, deambular. Pasillo arriba, pasillo abajo. Hasta hubo oportunidad de hacer algunas fotos: ¡qué cara, Dios! El miedo estaba escrito en mis ojos. Y otra vez en la cama. Imaginando como sería la hora: si saldría todo bien, cuanto se tardaría, cómo serían las contracciones, ¿las aguantaría? Las aguantaríamos. Concentrándome en mi respiración. Respirar: uuuuno, dooossss.. ¿Estará todo apunto? Pañales, pijamas, mudas, bodies, libreta para hacer las anotaciones correspondientes...etc Puro nerviosísmo.

La espera agota. Angustia. Y más si estás rodeada de otras parturientas observándolas como llevan la espera; que las hay de todos tipos. Si tienes la suerte de que te toque alguien con algo de sentido común, bien, aunque son pocas. Pero si no, si no tienes esa suerte, debes intentar que no se produzca el efecto contagio he intentar ser lo más práctica posible, aunque ya, ya sé que es impracticable: en ésos momentos el ser humano es capaz de convertirse en un diabólico engendro. 

El pasillo de paritario fue el escenario del tsunami. Mientras a cada contracción los dos, al igual que una pareja de guardia civiles, respirábamos concentrándonos para que el dolor fuera lo más humanamente llevadero, de repente, como si hubiera estado dos o tres días aguantando el pis, salió una tromba de líquido desbocada y estrepitosa. Comienzo a gritar como una posesa, el progenitor, pálido con un muerto,sin saber que hacer, bueno sí, gritar pidiendo ayuda, nos dirigimos a la cama y aquí viene lo más divertido, tacto vaginal a pelo. ¡Diossss! Todavía lo recuerdo y me duele. Intentando tener la cordura que te puede dar  tener un dolor de mil pares, o sea una mierda, con voz de ultratumba endemoniada, le pedía, le suplicaba, le rogaba, le imploraba que sacara su miserable, dañino, putrefacto y doloroso dedo de mi genital aderezando el momentazo con algún que otro improperio, blasfemia, grosería y maldición, no personal, pero si llena de búsqueda de piedad y magnánima humanidad. 

Comienzo a dilatar. ¡No puedo! Ni respiración, ni mierdas. Me meto en la ducha. Estoy un poco más calmada. Llega mi cuñi, y con ella intento controlar la contracciones. Aguanto un poco más. Pero mi resistencia llegó al límite. Le pido, por dios  ¡qué me pinchen! ¡Pínchame! ¡Por dios! ¡Pínchame!

Conseguí aguantar hasta los 8 centímetros a pelo. El resto lo dejé en manos de la epidural.

A las 2:30 de la madrugada del domingo 27 de septiembre del 2009 nació el canijo. Lo pasé mal, muy mal. Pero es verdad, y cuando lean esto seguro que estarán conmigo, cuando los ves te olvidas de todo lo pasado. 

LLEGÓ LA HORA. YA ESTÁS AQUÍ, ENTRE MIS BRAZOS.





6 comentarios:

  1. Que precioso relato de tu parto. Es doloroso, difícil y muy muy emotivo. Sobre todo cuando te ponen a tu pequeño bebé en brazos.

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  2. Ufff yo me retorcÍa con tu relato, creo que ya te dije que me chifla tu manera de expresarte ¿no?
    Lindo y emocionante El nacimiento de Bruno y sus foles.
    Fuerte abrazo.

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    Respuestas
    1. Gracias, Michele!! Eres un amor. Me encanta que disfrutes leyendo las aventuras del canijo.
      Besos.

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  3. Uuuffff!!! Ha sido emocionante leer este articulo! Mi parto fué un tanto parecido, pues también fué provocado y tube tiempo para pensar, aterrorizarme, reir y sufrir sobre todo!!! Jeje!! Te seguiré! Me encanta tu forma de expresarte y de describir emociones y hechos!!
    Un beso d otra mama!!

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    Respuestas
    1. Eeeeyyy!! Muchas, muchas gracias!! Nos vemos en el mundo de las "foles"...

      Besitos

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