viernes, 2 de noviembre de 2012

Todo depende...

...del cristal con que se mire.
¿Subes o bajas?
Que el vaso esté lleno o medio vacío. Que esté lleno de circunstancias personales donde a veces nos vemos reflejados, ignorados, ajenos. 
Depende de los genes, de la familia, de la personalidad, de la sensibilidad, de la capacidad para conmoverte con lo que nos rodea.
Ante una misma situación hay miles de formas de reaccionar, millones tantas quizás como estrellas. La tierra está en continuo movimiento y por tanto los seres humanos nos adaptamos a las circunstancias, a las situaciones, sin remedio, con resignación limitadora, adquirida e impuesta.

Uno puede mirar la lluvia desde el sentimiento, la tristeza. Otro quizás la mire desde la desidia, desde el fastidio. Diferentes formas de actuar; diferentes formas de pensar, ¿libres? Algunas. No todas. Estoy convencida. Por tanto, consecuencias infinitas, múltiples. 
Dentro de esta maraña de dependes, quizás y tal vez se nos olvida el PERMITIRNOS. Darnos permiso. Permiso para que la vida no sea en blanco y negro. 
Darnos permiso para tener un día malo, o dos, o tres o los que quieras. Somos libres de hacerlo porque queremos. Porque quiero. Porque me da la gana. Porque está en mis manos elegir el guión de lo que será mi vida, una película. Una película con actores principales, secundarios, algunos, pocos, los necesarios, cameos fugaces sin dejar huella. Y en esta película el director, tú, yo, él, vosotros. 
Yo sólo tengo el poder de dar al "on" al "off" o al "pause": me doy permiso para ello.
Me doy permiso para avanzar. Dicen los que saben de esto, "los sabios", que cada dificultad, cada escollo, cada traba, sirve para avanzar, para seguir el rodaje. Para aprender a desaprender, a descubrir, a perdonar desde el amor. Para quererte y querer lo que te rodea. Para aprender a desprenderte de lo que te asfixia , ahoga, emborrona, mancha. Para darte permisto, hoy, ayer, anteayer, mañana.
Me permito callar y disfrutar. Hay que seguir el rodaje con las circunstancias, seas las que sean: adecuadas, o no. Inesperadas o programadas. Me doy permiso para equivocarme no solo una vez sino todas cuantas veces me suceda: ¡fuera la idea de errores irrevocables!
Hay que parar. Pensar. Retroceder. Hay tiempo para transformar, mejorar, repasar el diálogo. Hay que prepararse para una interpretación estelar alejado de censura y crítica que nos aparten del nuestro primer plano enviándonos al exilio de la filmoteca de serie B. 
Todo depende, si. Pero depende de ti; de permitirnos ser libres, responsables, consecuentes, sensibles, tolerantes, empáticos, reflexivos.
Eso te lo dejo a ti, en tus manos, a tu reflexión.

4 comentarios:

  1. Hola Yolanda, ya estoy aquí y me he dado una vuelta por el blog.
    Expresar los sentimientos, buenos, malos, las risas, las tristezas, .... es muy enriquecedor, ya no solo para el que escribe, sino para el que lee. A veces solo así podemos abrir los ojos.
    Gracias por compartirlo.
    Un beso y que sepas que me quedo por aquí ;-)

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    Respuestas
    1. Hola leticia. Gracias por pasarte y quedarte por aquí. Y sí, tienes mucha razón. Siempre es bastante terapéutico expresar lo que uno siente. Por eso lo practico.

      Men sana in corpore sano.

      Besos

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  2. Yo soy de esas, de las del "depende", de las de "según el color del cristal con que lo mires". A veces también se cansa una de ser tan comprensiva, pero esto es las menos de las veces ;)
    Besos

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    Respuestas
    1. Creo que hay que serlo pero siendo también cauta.

      Gracias guapa. Me alegra verte por aquí.

      besos.

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