miércoles, 26 de febrero de 2014

Emancipación, ¡si se puede!


Fijen bien sus ojos en el titulo de esta entrada, -no se trata de ningún truco telepático ni óptico, aún no he adquirido ese don, pero al tiempo-, y una vez lean lo que les voy a contar entenderán su sentido y que en ocasiones la realidad evolutiva de nuestros hijos, por mucho que nos gustaría congelar el tiempo aprovechando cada hora, minuto, segundo y décimas de segundo a pesar de ésta caótica y precipita vida, la realidad, inevitablemente, es acelerada e imprevista  y sólo nos quedará agarrarnos a esa nostálgica melancolía del pasado tiempo de rorro.

A veces una, por miedo o por negarte eso, que se hace mayor y que tú retoño siempre será esa indefensa criatura que dependerá de tí de por vida, (¡qué estoy diciendo, Dios!! Si lo que quiero es que me lo ponga fácil, le doy hasta queeee.. cuuumpla lossss... ¿¡¡5¡¡?? Para que, (¡qué pretensión la mía! ¡Madre DESNATURALIZADA! Pero puestos a imaginar!!?'), se haga unos huevos fritos con los bordes bien doraditos, que eso es un GRAN PASO en la vida de cualquier criatura,  la cama, limpie, planche, lave, haga la tarea e incluso, si fuera posible,  se sacara el carnet de conducir para que fuera solo al colegio y me quite a mi este complejo de Fary que arrrastro, (el Fary era taxista, por si alguien no lo sabía), e incluso, permítanme la licencia, se adelantara e hiciera la carrera se me fuera de Eramus, a uno de esos países en los que LA EDUCACIÓN FUNCIONA, y me escribiera cartas (¡qué antigua soy!) o whatsapp, comunicándome que se quedaba para no volver. Y si lo hiciera, (regresar), lo haría para presentarme a su novia (o novio) y a su hijos. Porque el canijo, ya me lo adelantó el otro día, va a tener hijos. Uno de ellos se llamará Morgan. ¿¡¡Ven!!? Nombre anglosajón fijo, se me va al extranjero. Lo tiene todo planeado. Si es que me estoy engañando, ¿para qué le sirvo? Lo único que hago es estorbar. Pero no! No sé por qué extraña mutación, creo que genética, siempre tienes esa pelusilla en la parte que bombea nuestro cuerpo, "el corazoncito", que nunca crecerá, (ufff qué ñoña me estoy poniendo. Estoy escribiendo esto y a la vez me estoy abofeteando la cara para que salga de mi el espíritu de madre pusilánime que me ha poseído).

Lunes. 8:40 de la mañana. Llegamos al colegio. Bajo del coche y me dirijo a la parte de atrás. Abro la puerta y ayudo al canijo a deshacerse del "dichoso cinturón" y, (digo "dichoso" porque él lo considera como algo tortuoso quizás porque se me olvida darle holgura, son de esas cosas que siempre dejas para después y nunca haces si no es en el mismo momento, pero yo ni por esas, siempre me acuerdo, """¡¡¡que tengo que hacerlo!!!"""", cuando lo veo quejándose del "dichoso cinturón" cada vez que sube al coche y dice: "Maaaaaamiiiii...!!!") , lo bajo, tirando millas, antes de que nos den con la puerta en nuestras santas narices.

- ¡Vamos Bruno, que llegamos tarde!
- ¡Voy Mami! Pero es que no puedo ir tan rápido como tú. Yo tengo que hacer las cosas despacito.

¡No tiene cara! Pienso mientras le cojo la mano arrastrándolo como caja de cartón atada un hilo.

Llegamos a la puerta de acceso al colegio cuando, (puerta que está en un primer nivel donde hay unas escaleras que hay que bajar hasta alcanzar el patio donde recogen a los canijos), el pequeño trancas me dice justo en el rellano:

- ¡Mami! ¡Yo solo! ¡Vete ya! No hace falta que me acompañes. Quiero ir solo.

Imaginen mi cara. Si. Repito. Imaginen mi cara. Me quedé como un muñeco de escayola, tiesa. Me quedé como si en ese mismo momento me hubieran cortado la lengua como castigo medieval, sin palabras. Básicamente, no me lo esperaba. Resulta contradictorio después de todo lo dicho, ¿verdad? Pero reconozco que me dejó noqueada porque mi tierno corderito me estaba pidiendo autonomía, libertad, independencia, emancipación. Me decía: "Te quiere demostrar que es responsable, mayor,  ¿¿¡a sus cuatro años!??" Así que me dije, ¡reacciona! ¡Si se puede! ¡El canijo puede! ¡Yo puedo! Puedo dejarlo ir solo pero, ( no lo vean como un drama sino como una osadía por parte del canijo. Osadía que demuestra carácter o al menos, así me lo parece a mi), el control sigo teniéndolo, y las normas las pongo YO a pesar de su temprana emancipación y madurez.

- ¿¿¿¡¡¡Cómo!!?? ¿¿¡Qué quieres que me marche!??

Él, con cara seria y convencido no, con fe ciega, diría yo, en lo que decía.

- Si, Mami. Quiero ir solo. ¡Márchate!

- ¡No, espera! Bajamos la escalera juntos y me quedo hasta que llegues al patio.

¿Qué creen, que quedó conforme? Si conocen algo al canijo, ipso facto habrán gritado: "¡¡¡NOOOOO!!" Pues les diré que aciertan: la cabra tiró para el monte.

- ¡Que no Mami! ¡Yo solo! ¡Que me da vergüenza!

Uy, Uy lo que me ha dicho. Lo de ejercer de madre del artista me parece que no va mucho con el talante del canijo.

-¡¡¡Qué!! ¡Anda, tira y que yo te vea!

Más feliz que una perdiz iba el canijo con su mochila, que abulta más que él, mirando hacia atrás y haciéndome gestos con su mano para despacharme o quizás para, ¿¿¡¡tranquilizarme!!?? O quizás para eso, para demostrar al resto de su micro-universo que era mayor y no sentir vergüenza de su endeble, abandonada y espantada madre. Con una sonrisa de oreja a oreja, entre paso y paso, iba anunciando, a bombo y platillo, parando a todos comunicando su emancipación: ¿¿¡¡Mira, voy solito!!??

Mientras, en el otro extremo, como si de un paso fronterizo se tratara, paralizada, desconcertada aún, analizaba el florecer de esta incipiente etapa del canijo; la de dejarme claro que él ya es "mayor", lo de "mediano" pasó  como pasan las épocas de lógica evolución, y aunque no deja de sorprenderme y por qué no decirlo de convencerme cada vez más, que sí, que tiene razón. 

La emancipación es todo un hecho. ¡Sí se puede!


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1 comentario:

  1. Ahi lo llevas jajaja Qué alegría de nano sano! Y pobre madre en continua contradicción!! Ah!! Estoy hablando de ti. Jejeje. Gracias por permitirnos vivir contigo estos "Agri"-dulces momento. Besos

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